sábado, 31 de mayo de 2014

Los González Candanedo y su inserción en la sociedad colonial

Revisaremos como los descendientes de Mathías González Candanedo logran amplio poder económico, político y social por casi dos siglos en el occidente panameño, hasta finales de siglo XIX. 

De acuerdo a lo planteado, en el articulo “Los González Candanedo en la provincia de León”  Mathías González Candanedo provenía de una familia que desde el siglo XVI tenía probada hidalguía, esto de acuerdo al Padrón de Hijosdalgo de Felipe II (1590) y posteriormente a la Sala de Hijosdalgo, de la Real Chancillería de Valladolid.  Como hidalgo “ilustrado” recién llegado y nacido en los Reinos de España, gozaba de cierta notoriedad en la provincia, desempeñándose como procurador de Alanje en 1748.  Logrando hacer vínculos con el que fuera alcalde ordinario y alférez Real, Don Juan Thenorio Morales al contraer nupcias en 1754 con su hija Simeona Thenorio.  Con el vínculo político logrado y sus aptitudes logra ocupar también el cargo de receptor de la Real Hacienda y Teniente Gobernador y Alcalde provincial.
Para el año 1767 ya era reconocido como un gran hacendado, dueño de la mayor casa de Santiago de Alanje de acuerdo con el gobernador de la provincia de Veragua Félix Bejarano.

Para el año 1772 ya muerto Mathías González Candanedo (15 de julio de 1770) su hijo Miguel Mathías González Candanedo Thenorio era alcalde ordinario de Alanje.  Igual que su padre Miguel Mathías ocupo varios cargos públicos en la provincia, entre los que podemos mencionar: regidor y procurador general del Cabildo de Alanje, gobernador del pueblo de indios de San Miguel de Boquerón (1777) y Capitán de milicia del pueblo de David (1782). Miguel Mathías se caso con Luciana de las Mercedes Araúz González, hija de Juan Don Joseph Araúz Lozada uno de los hacendados de mayor poder económico, político y social en la región, descendiente de una de las familias burguesas dueños de ricos hatos ganaderos en Penonomé y Chame que emigraron al interior de la provincia provenientes de la ciudad de Panamá, luego que Henry Morgan la saqueara.  La familia Araúz con sus parientes por consanguinidad y afinidad, constituyeron el principal tronco raizal de esa naciente colectividad. "Su poder se materializó como dueños de haciendas, terratenientes, con posesión de considerable cantidad de ganado vacuno y caballar, numerosos esclavos e indios agregados; estos dos últimos rubros estaban encargados de la labor de vaquera, en los servicios domésticos, como entes de alquiler y algunos negros o mulatos utilizados en trabajos artesanales, tiendas, carniceras y en trapiches.

Mediante este enlace matrimonial González Candanedo Thenorio accede a mayor capital económico e influencia política y social.  Luciana de las Mercedes tenía tratos comerciales con Pedro Olasagarre y Juan Anzotegui residentes en Perú.  Es así como el núcleo familiar de los González Candanedo Araúz realizan intercambios comerciales de carnes secas y cueros de los ganados de sus haciendas con Paita y Piura en el Perú.

Ya para el año 1781, los González Candanedo Araúz mantenían ganados y haciendas al noroeste de David, en las áreas de Cochea, Bijagual, Guayaba, Zambrano y la Montera, entre ríos y quebradas afluentes del río Chiriquí.

Es a partir de la unión de Miguel Mathías González Candanedo Thenorio y Luciana de las Mercedes Araúz que se constituyen los troncos familiares de la familia Candanedo (Gallegos Candanedo, Martínez Candanedo, Candanedo Medina y Candanedo Famanía, ver articulo en este blog “Los Candanedo: troncos familiares y nexos políticos en el siglo XIX”).

Con la decadencia del Gobierno español a principios del siglo XVIII, a causa de las guerras de sucesión, obligó al Estado a emitir cédulas reales en 1703 y 1705, para indultos y composiciones de tierras en el Reino de Tierra Firme, “…para socorro y por estrecheces en las Cajas Reales.” En ese rubro el gobierno español recaudo en el territorio panameño, dieciocho mil novecientos cuarenta pesos; la provincia de Veragua pago tres mil, distribuidos por mitad entre los vecinos y hacendados de Santiago de Veragua y Santiago de Alanje, en la cual los Araúz fueron contribuyentes.

Destacan entre los descendientes de Miguel Mathías y Lucina, Rafael Candanedo Araúz y José Antonio Candanedo Araúz troncos de las familias Candanedo Famanía y Candanedo Medina.


Casa de José Antonio Candanedo Araúz y Andrea Medina en David.
 En esta residencia se alojoel General Francisco Morazán en su estadía en Chiriquí, 
donde escribió su "Manifiesto de David, al pueblo de Centro América".

Rafael Candanedo Araúz igualmente como su padre y abuelo, ocupo cargos políticos por la región, durante la unión del estado panameño a la república de Colombia, como alcalde parroquial de David (1837), Jefe político del Cantón de Alanje (1839), casado con María Manuela Famanía Bracho mantenían negocios de carga marina desde 1844 y haciendas heredadas de sus padres en el área de Cochea, Bijagual y la Montera.  De esta unión nacen en 1807 Encarnación Candanedo Famanía y Rafael Candanedo Famanía.


Rafael Candanedo Famanía

Igualmente José Antonio Candanedo Araúz se desempeño como Jefe político del Cantón de Bocas del Toro (1837-1841), jefe del departamento de Aduanas, recaudador de Hacienda y colector de diezmos de la Parroquia de San José de David.  Casado con Andrea Medina del este matrimonio pasan a posesión de José Antonio la hacienda de Chiman, la cual el municipio de Alanje vendió en 1728 al presbítero Francisco Falcón (Sección de Planos e Historia, expediente 459, caja 36). Sin embargo, en 1790, Falcón vendió estas tierras a la señora María Josefa Medina Araúz en cien pesos y ella a su yerno José Antonio González Candanedo Araúz en el mismo precio, en 1821. Los sucesores de este, su esposa Andrea Medina, sus hijos Mariano, Buenaventura, Ana, Rosaura María y Antonia, la poseyeron desde 1848 hasta 1918, cuando fue nuevamente indultada y con posesión de titulo a favor de Francisco María, Miguel y Buenaventura Candanedo Miranda.  Esta extensa hacienda está localizada al noreste de David, en el corregimiento de Bijagual y sus linderos son: “norte, río Chiriquí; lugar de Torin; sur, confluencia de la Quebrada Grande con el Río Chiriquí; al este el río Chiriquí; oeste, la Quebrada Grande y camino a Zambrano.

Las haciendas de Cochea y Bijagual en manos de José Antonio González Candanedo Araúz y Rafael González Candanedo Araúz, la mayoría de ellas administradas por mayorales y vaqueros esclavos, luego de su liberación, optaron por contratar como mayorales a algunos labradores.

De acuerdo a inventario realizado por Colombia en la región para el ultimo curto del siglo XIX el mayor propietario ganadero es una mujer, inmigrante peruana, Manuela de Aguilar y Tavara, con tres hatos diferentes, el más grande en el municipio de San Lorenzo, que suman 3,860 cabezas de ganado mayor, a quien sigue otra mujer, Andrea Medina (esposa de José Antonio Candanedo Araúz) con un hato en David de 2,400 reses.  Luego tenemos a Pedro Romero, inmigrante de Santiago, con 1,000 bovinos en San Félix,  Dionisio Lambert, vicecónsul francés, con 999 en San Pablo y David, a quien sigue Agustín Jované López,   inmigrante de la burguesía de Panamá (esposo de Manuela de Aguilar) con 920 cabezas de ganado en Alanje y David.

A finales del siglo XIX y ya en la cúspide de los valores pecuarios, sobresalen en todo el contorno en estudio los Candanedo Medina, pues ellos eran dueños de cuatro mil cien reses.  Lo que representaba dos veces y algo más, del total de la ganadería de Cochea, aproximadamente.  Ganados que pastaban libremente en Cochea, Bijagual y Gualaca.  Ellos habían podido acumular un considerable capital en ganadería, que para la época representaba la suma de treinta y dos mil pesos colombianos.


Buenaventaura Candanedo Miranda

Esta riqueza ganadera estaba en poder de Ana, Antonia, Rosaura, Mariano y Miguel Candanedo Medina, como herencia por parte de sus padres, Don José Antonio González Candanedo Araúz y doña Andrea Medina Araúz, familia sumamente influyente, en la vida económica, social y política de Chiriquí.

El poder económico, político y social que gozaron los descendientes de Mathías González Candanedo durante los siglos XVIII y XIX en el occidente de la república de Panamá estuvo relacionado primeramente con la condición de esté como peninsular proveniente de un linaje de probada hidalguía, permitiéndolo formar parte de la hermética sociedad colonial hispana, tanto a él como sus descendientes logrando relaciones de afinidad y consanguinidad con familias arraigadas en la región provenientes de metrópoli panameña; los Thenorio, los Araúz y los Medina.  Las relaciones de afinidad y consanguinidad sumada al poder político prácticamente heredado por tres generaciones y la consecuente relación con la iglesia hicieron de esta familia la de mayor poder económico asociado con la actividad pecuaria en la región.

domingo, 25 de mayo de 2014

Los Candanedo como parte de la sociedad esclavista en Chiriquí

Desde inicios de su presencia en la vida en Chiriquí, los Candanedo como hacendados y parte de las familias de la élite en la región estuvieron relacionados con la actividad de compra y tenencia de esclavos, así encontramos que para el año 1756, Matías González Candanedo tenía bajo su servicio siete esclavos.  La tenencia de esclavos también era causa de conflictos entre los pobladores de los nacientes pueblos, encontramos también como Matías González Candanedo como procurador de Alanje, en el año 1748, intercedió en la disputa entre el alcalde de la provincia Eusebio De León y Lira y el Capitán José Fernández de Estribí donde el primero quería obligar al capitán Estribí a que le vendiese una negra zamba de este ultimo. Por lo que se apreso a León y Lira y se envío a la ciudad de Panamá (1).

De acuerdo con manejo del sistema esclavista imperante en la época, los esclavos eran traspasados entre la élite criolla por adquisición de sus derechos, herencia o embargo.  Ejemplo de lo anterior esta el embargo de esclavos realizado a las disposiciones herenciales del testamento del cura vicario de Santiago de Alanje, Francisco Javier Arosemena, por el gobernador de la provincia de Veragua, Félix Francisco Bejarano.  Se embargo un esclavo nombrado Juan de Araúz, el cual había sido vendido a Bernardo Romero; se embargaron dos esclavos cimarrones propiedad de José María Arosemena, nombrados Julían y Javier; se le entrego al depositario de la testamentaria Miguel Matías González Candanedo un negro etíope nombrado Rafael, con una casa de paja embarrada, de tabla y madera, con su cocina y otra casa contigua cercada de caña blanca; y se embargo un negro viejo nombrado Manuel Candanedo (2).



Sobre la compra de esclavos en estas alejadas provincias de la capital panameña encontramos un ejemplo en los  documento escrito por Jerónimo de Flores, quien “da poder al Beneficiado don Manuel Roales Caro, Cura del pueblo de San Pablo en Chiriquí y en segundo lugar á don Miguel Candanedo, vecino de Santiago Alange, para que compren una ó dos esclavas para servicio del otorgante (3), siendo esta otra evidencias de cómo funcionaba el sistema de tenencia de esclavos.

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, los hacendados chiricanos empezaron a otorgar libertad a los esclavos más leales y allegados a su estructura familiar.  No obstante, en 1831, según el gobernador de la provincia de Veraguas, Juan Rodríguez Varcárcel, había un expediente promovido en la Real Audiencia, por el esclavo Juan Candanedo, en contra de su amo, don Bautista del Pino (4), lo que producía para la época conflictos.

Avanzado el siglo XIX aun el sistema esclavista era de gran relevancia para las actividades del campo en la vida de los hacendados en Chiriquí, así encontramos que en 1845, en su testamento, Clemencia Martínez Candanedo de Gallegos declaraba, aun ser poseedora de siete esclavos (5).



En varios casos las familias de negros esclavos llevaban los apellidos de sus amos, los Araúz, Samudio, Gallegos, Candanedo, Diez, Calancha, Contreras, Yánguez, Martínez, Franceschi, Esquivel y otros.  Los dueños de esclavos heredaban en sus hijos y familiares los derechos sobre sus esclavos (6).

Con los ideales libertarios dentro de los que se incluye la emancipación de los esclavos llego el fin del sistema esclavista, por lo que de acuerdo con las leyes colombianas promovidas por Bolivar, se decreto la abolición de la esclavitud a pesar de la oposición de las elites criollas.  Este proceso tuvo vigencia  a partir de la ley del 21 de julio y del 29 de mayo de 1842, que ordenaba la abolición del testador o testadora, esta medida para lograr de manera paulatina la desaparición de la esclavitud en Colombia.  Sin embargo 1851 se dio la abolición de la esclavitud.

La aplicación de dicha ley por los hacendados criollos de Chiriquí, se puede observar en el siguiente ejemplo: don Rafael Candanedo Araúz, señalaba en su testamento de 1844, que era su voluntad “que Santiago Araúz, hijo de María Josefa de Araúz, esclava que fue de su señora madre (doña Luciana de las Mercede Araúz de Candanedo) debería gozar del beneficio de la Ley del 21 de julio, luego que entre en la edad de dieciocho años”. Además señala que “a él se le dará de mi quinto una potranca, la silla de cabalgar de su uso y un freno de vaquero; siendo prevención, que está donación tendrá lugar si permanece en mi poder o en el de mi esposa e hijos, hasta que entre en goce de su libertad; y si saliese de la casa antes de que llegue este caso, se tendrá por no hecha está gracia” (6).

Al otorgarse la libertad de los esclavos en David, algunos se mantuvieron en la casa de sus antiguos amos, mientras que la mayoría de ellos se establecieron en los llanos libres, en las cercanías de David.  Finalmente fueron trasladados por las autoridades  a las tierras llamadas del Común, hoy La Loma Colorada.



(1)    Causa contra Eusebio De León y Lira, Alanje, 1748.  En “Veragua: la tierra de Colón y de Urraca” Tomo 1. Mario José Molina Castillo.
(2)    Testamentaria de Francisco Javier Arosemena, cura vicario de Santiago de Alanje, Alanje, 1772.  En “Veragua: la tierra de Colón y de Urraca” Tomo 1. Mario José Molina Castillo.
(3)    Protocolos de Heredia 1790.
(4)    Causa de acusación de Juan Candanedo, esclavo, en contra de don Juan Bautista del Pino, Santiago de Veraguas.  En  “La tragedia del color en el Panamá colonial 1501 – 1821.  Mario José Molina Castillo.
(5)    Testamento de Clemencia Martinez Candanedo, Notaria de Chiriquí 1845.  En  “La tragedia del color en el Panamá colonial 1501 – 1821.  Mario José Molina Castillo.

(6)    “La tragedia del color en el Panamá colonial 1501 – 1821.  Mario José Molina Castillo.